La noticia de su partida fue confirmada por el actual presidente uruguayo, Yamandú Orsi, a través de un mensaje en redes sociales. “Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor.
Te vamos a extrañar mucho Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo”, expresó Orsi, reflejando el sentir de una parte significativa de la sociedad uruguaya y de la región.
Mujica había enfrentado problemas de salud en los últimos meses. En abril de 2024, se le diagnosticó un cáncer de esófago, una enfermedad que, debido a otras patologías preexistentes, complicó su tratamiento. A principios de enero de 2025, el propio expresidente había anunciado públicamente la metástasis de su cáncer, lo que generó preocupación tanto en Uruguay como a nivel internacional.
José Alberto “Pepe” Mujica Cordano nació el 20 de mayo de 1935. Su extensa trayectoria política abarcó diversas etapas de la historia reciente de Uruguay. Tras una juventud marcada por su participación en el MLN-Tupamaros y sus años de prisión durante la dictadura cívico-militar, Mujica se reincorporó a la vida política democrática tras la restauración del estado de derecho en 1985. Fue electo diputado, luego senador, y ocupó el cargo de Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca.
Sin embargo, fue su presidencia, entre 2010 y 2015, la que lo catapultó a la escena global. Conocido popularmente como “el presidente más pobre del mundo” por su decisión de donar la mayor parte de su salario y vivir en una chacra modesta en las afueras de Montevideo, Mujica promovió políticas sociales y ambientales, y lideró un gobierno que aprobó leyes innovadoras como la legalización de la marihuana y el matrimonio igualitario. Su oratoria directa y a menudo filosófica, así como su actitud despojada de formalismos, lo convirtieron en un referente y una voz escuchada en diversos foros internacionales.
Tras dejar la presidencia en 2015, Mujica continuó activo en la política como senador, hasta que en 2020 decidió retirarse definitivamente del cargo parlamentario debido a motivos de salud, aunque nunca abandonó su rol como figura influyente y respetada.
La gestión presidencial de José Mujica, entre 2010 y 2015, estuvo marcada por la aprobación de un conjunto de leyes de gran impacto social y notoria singularidad a nivel regional e incluso internacional. Entre las iniciativas legislativas más destacadas impulsadas durante su mandato se encuentran la ley que despenalizó la interrupción voluntaria del embarazo en 2012, la ley de matrimonio igualitario aprobada en 2013, y, el mismo año, la controversial y mediática ley que legalizó la producción, distribución y venta de marihuana bajo control estatal.
Además de estas medidas de corte social y de derechos civiles, el gobierno de Mujica impulsó proyectos significativos en otras áreas. En 2012, se concretó la creación de la Universidad Tecnológica (UTEC), concebida para descentralizar y diversificar la oferta educativa superior del país.
Asimismo, en 2011, se puso en marcha el Plan Juntos, un programa de construcción de viviendas para personas de bajos recursos, basado en la participación comunitaria y la solidaridad. Otro hito legislativo de este período fue la declaración, en 2012, del 30 de abril como Día del Trabajador Rural, reconociendo la importancia y las condiciones laborales de este sector.
La trayectoria política de José Mujica no se limitó a la Presidencia de la República. Previamente y posteriormente, ocupó diversos cargos de representación popular y de gobierno. Fue diputado y senador en múltiples períodos. Entre 2005 y 2008, durante la primera administración de Tabaré Vázquez, ejerció como ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca.
Tras finalizar su presidencia, volvió a ser electo senador en 2014, cargo al que renunció en 2018. A pesar de su renuncia al escaño parlamentario, Mujica mantuvo y continúa su actividad política activa como militante y figura de referencia dentro del Movimiento de Participación Popular (MPP), sector mayoritario del Frente Amplio.
José Mujica consolidó su figura como uno de los principales líderes políticos de Uruguay, trascendiendo las fronteras nacionales para convertirse en un referente internacional de la izquierda occidental. Su estilo austero, su retórica directa y su pasado como exguerrillero contribuyeron a forjar una imagen pública singular que captó la atención mundial.
Su historia personal está intrínsecamente ligada a la del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T). Como integrante de esta organización, Mujica estuvo detenido en cuatro ocasiones durante la dictadura uruguaya. Dos episodios de su reclusión destacan especialmente por su relevancia histórica y biográfica.
El primero ocurrió en 1971, en pleno gobierno de Jorge Pacheco Areco, cuando protagonizó una espectacular fuga de la Cárcel de Punta Carretas junto a otros 106 militantes del MLN, entre quienes se encontraban figuras como Eleuterio Fernández Huidobro y Raúl Sendic (padre).
La evasión se llevó a cabo a través de un túnel excavado desde el penal hasta una vivienda cercana. El segundo momento clave de su reclusión se produjo en 1972, año en que fue recapturado y sometido a un largo período de prisión que se extendería hasta 1985, con la restauración democrática en Uruguay. Durante esos años, Mujica formó parte del grupo conocido como los “rehenes”, prisioneros mantenidos en condiciones especialmente duras por el régimen militar.
La vida del expresidente estuvo marcada por una profunda conexión con la realidad social y política de su país, así como por una relación personal que trascendió las décadas. Se casó con Lucía Topolansky en 2005, una unión formal que cristalizó años de compañerismo y lucha compartida.
Su vínculo, forjado en los difíciles años previos a la dictadura militar y consolidado durante los embates de ese período oscuro, representó un pilar fundamental en su existencia, tanto en lo personal como en lo público.
Esta relación, cimentada en valores compartidos y experiencias límite, fue un espejo de su propia perseverancia y compromiso. Su compañera de vida no solo fue su cónyuge, sino también una figura política relevante por derecho propio, compartiendo con él la visión y el camino a seguir.
El hilo conductor de su existencia, inextricablemente ligado a la militancia y al servicio público, se vio confrontado con un desafío mayúsculo en los últimos meses de su vida. El 29 de abril de 2024, el expresidente dio a conocer una noticia que conmocionó a la opinión pública: padecía cáncer de esófago.
Con la franqueza que siempre lo caracterizó, anunció públicamente su enfermedad y la inminente necesidad de iniciar un tratamiento médico. Lejos de mostrar abatimiento, su declaración estuvo impregnada de entereza y una determinación inquebrantable de cara al futuro.
Manifestó de manera clara y contundente su firme voluntad de "seguir militando", una frase que encapsulaba su esencia y su compromiso inquebrantable con sus convicciones e ideales. La militancia, para él, no era solo una actividad política, sino una forma de vida, una constante en su devenir personal y público.
Con la lucidez y el humor característicos que utilizó incluso en los momentos más difíciles, el líder político reflexionó sobre la fragilidad de la existencia.
"En mi vida más de una vez anduvo la Parca rondando el catre, pero me siguió pastoreando", expresó, utilizando una metáfora que evocaba las múltiples vicisitudes y peligros que había sorteado a lo largo de su dilatada trayectoria, incluyendo los años de encarcelamiento durante la dictadura. Sin embargo, con un tono de aceptación ante el nuevo desafío, añadió:
"Esta vez me parece que viene con la guadaña en ristre y veremos lo que pasa". Esta frase, cargada de realismo pero despojada de dramatismo, evidenciaba su consciencia de la gravedad de la situación, pero también una disposición serena a afrontar lo que viniera, manteniendo siempre la mirada puesta en la realidad.
A pesar del inicio del tratamiento y la complejidad de su estado de salud, el expresidente no cejó en su participación activa en la esfera pública y política. Demostró, una vez más, que su compromiso trascendía las limitaciones físicas. En paralelo a su lucha personal contra la enfermedad, continuó involucrándose en las actividades que marcaban la agenda nacional.
Entre las tareas que ocuparon su tiempo y energía, destacó su activa participación en la campaña con miras a las elecciones nacionales. Su respaldo público y decidido a la candidatura de Yamandú Orsi, quien eventualmente sería electo presidente, fue un factor relevante en la dinámica electoral. El expresidente desplegó su influencia y carisma en diversos actos políticos, aportando su experiencia y visión al debate público.
La importancia de su figura a nivel regional también se hizo evidente en los meses finales. El 9 de diciembre, en el marco de la cumbre del Mercosur que tuvo lugar en Montevideo, el exmandatario recibió la visita de destacados líderes de la región. Esta cumbre, un evento de relevancia para la integración regional, se convirtió en un escenario para expresar el reconocimiento y el afecto hacia su persona.
Entre los dignatarios, que acudieron para saludarlo y manifestarle su solidaridad se encontraban, el presidente colombiano Gustavo Petro y el presidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva.
Estos encuentros no solo revistieron un carácter protocolario, sino que también fueron una muestra de la estima y el respeto que su trayectoria y figura generaban en el ámbito internacional. Durante estas visitas, el expresidente recibió condecoraciones, un gesto que simbolizaba el reconocimiento a su legado político y su contribución a la estabilidad y el desarrollo de la región, consolidando su imagen como un referente indiscutible de la política latinoamericana contemporánea.
El expresidente uruguayo José Mujica, figura emblemática de la izquierda latinoamericana y líder histórico del Movimiento de Participación Popular (MPP), mantuvo una agenda pública y política activa hasta sus últimos meses, a pesar de una delicada condición de salud que lo llevó a enfrentar diversas complicaciones.
En octubre del año anterior, a pesar de los desafíos médicos que ya empezaban a manifestarse, el veterano político participó en el acto de cierre de campaña de su sector, el MPP, una organización que contribuyó a fundar en 1989 y que lideró a lo largo de décadas, marcando su impronta en el escenario político uruguayo.
Posteriormente, en marzo de este año, Mujica hizo otra significativa aparición pública. Asistió al acto conmemorativo de los 54 años del primer encuentro del Frente Amplio, la coalición de izquierda que agrupa a diversas fuerzas políticas y sociales en Uruguay y de la cual el MPP es un componente fundamental.
Durante este evento, en el que se repasó la historia y los logros de la coalición, Mujica se mostró visiblemente conmovido, evidenciando la profunda conexión que mantenía con este espacio político al que dedicó gran parte de su vida. Estas apariciones públicas, aunque espaciadas, subrayaban su compromiso inquebrantable con las causas que defendía, incluso en un momento de marcada vulnerabilidad personal.
La salud de Mujica, sin embargo, había comenzado a deteriorarse significativamente tras un tratamiento contra el cáncer. Las consecuencias de esta terapia repercutieron en su salud, especialmente en su esófago, lo que le causó serias dificultades para alimentarse adecuadamente.
Esta situación lo obligó a someterse a internaciones médicas recurrentes en los últimos meses del año pasado y a principios del actual. Una de las intervenciones más relevantes fue la colocación de un stent esofágico el 29 de diciembre, un intento por aliviar la obstrucción y facilitar el paso de los alimentos.
Fue en enero cuando la situación médica de Mujica se hizo pública en toda su gravedad. Acompañado por su médica de cabecera, la Dra. Raquel Pannone, el expresidente informó a la ciudadanía y a los medios de comunicación sobre el diagnóstico de una metástasis.
Con una franqueza característica, anunció su decisión de pasar sus últimos meses en la tranquilidad de su chacra, el humilde hogar que lo convirtió en un símbolo de austeridad y cercanía con el pueblo.
En esa misma ocasión, Mujica pronunció palabras que resonaron profundamente por su humanidad y realismo. "Me estoy muriendo", afirmó, sin rodeos ni eufemismos. "¡Soy un viejo en el final! ¡Ya está!
Lo único que quiero ahora es despedirme", agregó, transmitiendo una sensación de aceptación y serenidad ante el final inminente. Ampliando su reflexión, solicitó respeto por su derecho a la quietud y al descanso.
"Lo que pido es que me dejen tranquilo. Que no me pidan más entrevistas ni nada más. Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. Y el guerrero tiene derecho a su descanso", expresó, manifestando su deseo de vivir este último tramo de su vida con la mayor paz posible, alejado del constante escrutinio público al que estuvo sometido durante décadas.
A pesar de su solicitud de retiro, la figura de José Mujica continuó siendo un polo de atracción. Contrario a su deseo explícito de tranquilidad total, el expresidente siguió enviando mensajes de reflexión y recibió numerosas visitas en su chacra.
Su hogar se convirtió en un punto de encuentro para personalidades de diversos ámbitos, desde figuras del mundo artístico hasta líderes políticos de la región e incluso de otras latitudes.
Entre las visitas destacadas, se encontró la del artista puertorriqueño Residente, conocido por su compromiso social, y la del presidente de Chile, Gabriel Boric, quien viajó a Montevideo para un encuentro personal con Mujica.
Estas visitas evidenciaban el respeto y la admiración transversal que despertaba su figura a nivel internacional, más allá de las diferencias ideológicas o generacionales. Durante el encuentro con el mandatario chileno, Mujica compartió reflexiones sobre la condición humana y el propósito de la política.
"Después unos tiran más y otros menos, porque no somos ladrillos, somos diferentes\", dijo, aludiendo a la natural diversidad de enfoques dentro de la arena política. Y continuó adentrándose en la esencia de su pensamiento.
"Pero todos sabemos que hay demasiada gente que no tiene ninguna oportunidad en la vida. Por eso nos decimos que somos de izquierda. Pero no somos de izquierda ni de derecha, somos humanistas, pensamos lo que le conviene al futuro de la humanidad y nos vamos a morir soñando con eso". Dijo Mujica.
Rocha Portal
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