González ha delineado la estrategia de la institución para garantizar que estas transacciones cumplan con las obligaciones tributarias correspondientes.
Durante una reciente declaración, González abordó la problemática de la informalidad digital, señalando “Esto es el problema de la economía informal, solo que ahora está en un ámbito digital, como está ocurriendo con la mayoría de las transacciones económicas, que cada vez se trasladan más al entorno digital”.
Esta observación subraya la transformación del panorama económico, donde una parte significativa de las operaciones ahora se gesta y se ejecuta en plataformas virtuales, a menudo al margen del sistema tributario formal.
El jerarca hizo hincapié en la necesidad de discriminar dentro de este amplio espectro de informalidad. Detalló que existen dos vertientes principales: “Hay una parte de la informalidad donde el problema es multidimensional en el sentido de que a veces hay hasta temas de supervivencia (de las personas).
Pero hay otra parte de la informalidad que no tiene esas características, si no que en realidad son niveles de evasión altos, con operaciones voluminosas, entonces nuestro desafío ahí es poder discriminar esas situaciones”. Esta distinción es crucial para la DGI, ya que plantea la necesidad de enfoques diferenciados según la magnitud y la naturaleza de las actividades informales.
Al ser consultado sobre si la DGI priorizará la persecución de los grandes evasores por encima de los pequeños, González fue enfático: “Esa es la pretensión, sí”.
Esta declaración confirma la intención de la DGI de concentrar sus esfuerzos en aquellos actores que, operando en la informalidad digital, manejan volúmenes significativos de transacciones y, por ende, incurren en una evasión fiscal sustancial. La institución busca optimizar sus recursos, apuntando a quienes generan el mayor impacto negativo en la recaudación.
No obstante, González también subrayó un enfoque complementario dirigido a los pequeños emprendimientos que venden a través de redes sociales. Destacó que, si se logra su formalización, estos obtendrán beneficios tangibles que superan la carga tributaria. “Lo que obtienen es más beneficios que pago de tributos.
Por ejemplo, un monotributista social obtiene más beneficios que lo que paga de tributos y lo que obtiene de beneficios que es positivo para él”, afirmó.
Esta perspectiva sugiere que la DGI no solo busca la recaudación, sino también el impulso de la inclusión financiera y el desarrollo de los pequeños comerciantes, ofreciéndoles un camino hacia la formalidad que les brinde seguridad y acceso a ventajas que actualmente no poseen.
Rocha Portal
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